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miércoles, 15 de junio de 2011

Una mirada en abril

Una mirada en abril


  
Una mirada va caminando por la rampa del terminal. Una mirada que, cada tres pasos, voltea para revisar que los ojos que la despiden desde la acera, aún se encuentren allí, admirándola, buscándola; diciéndole que la van a extrañar.
La mirada sonríe. Da una última ojeada a su seguidor y entra por la puerta de embarque.
Sólo estaba de paso en este mes de abril. Había venido a conocer en persona a ese mágico ser con el que hablaba en las noches; con quien se reía tanto, y por el cual estaba sintiendo "algo muy parecido al amor".
En el presente, su parpadear vivía en tierras distantes y eso hizo que en este viaje no se acercara más de lo debido.
Mas hoy, ese maravilloso sentido que se iba, decía en una sonrisa: “hasta luego”. Porque si de algo estaba segura, era de que volvería a tener esos ojos a la vista y de frente muy pronto. Tan cerca como hasta hace unos pasos atrás, cuando sus labios se rozaron por primera y única vez.
Un beso que tenía pausado desde mucho antes de viajar… un beso que ambos se debían en cada una de las salidas y momentos compartidos en este paseo; donde siempre salieron ganando los abrazos y las tomadas de mano.


Con ese beso, una posible historia ya no parecía vivir tan lejos. Porque a pesar del adiós y de residir en lugares tan distintos, los unía un mismo cielo.
¡La mirada se fue!

En la vista de ambos brotaba alegría y nostalgia… Y una sensación que siempre es parte del querer: unas ganas inmensas de volverse a ver.
Fue un conocer, con primera cita incluída. Un primer encuentro. También una despedida. Pero más pronto que tarde, habrá un reencuentro.

Un reencuentro para quedarse por siempre en sus pupilas.



Eiker David Romero