Santo Pecado
Natalia
jamás pensó que le sería infiel a su novio.
Pero hoy había cometido ese desliz con
alguien que apenas hace dos meses ni siquiera sabía de su existencia.
Ya
era tarde para arrepentimientos. Con este domingo culminaba el fin de semana
largo con el que, gracias al feriado de jueves y viernes santo, aprovechó para
venirse de Mérida a Caracas; únicamente, para conocer a Sebastián, su cómplice
en esta travesura.
Su
mirada se encuentra estacionada en la ventana del bus que acaba de partir de
retorno. Tiene la impresión de que el tiempo fue más que fugaz, y sólo se
encuentra repasando todo lo que vivió desde su encuentro con Sebastián, a quien
conoció por una red social en internet, y del cual quedó totalmente cautivada
con las muchas atenciones que él le brindaba.
Decirse
que había ‘hecho el amor’ sería una justificación noble para su consciencia,
pero en el fondo sabía que sólo la había traído hasta aquí el deseo de tener
sexo apasionado con su intrépido y recién conocido galán.
Por
fin, alguien sacaba de la rutina a la estudiante del 3er. año de Derecho, de la
Universidad de Los Andes. Finalmente notaban a aquella ex reina del pueblo. A
aquella hermosa mujer de cabello negro, a la que su pareja desde hace mucho no
la hacía reír ni estremecerse. De nuevo, un valiente había recorrido las bellas
formas de su cuerpo; besado sus labios finos, su espalda… el lunar en su seno
derecho.
Sus
ojazos negros se habían visto en otros ojos, que la miraban con pasión. ¡Cuánta
pasión le hicieron vivir esas manos casi desconocidas! Esos labios de su
secreto Don Juan, que en muchas llamadas telefónicas le pretendieron
seductoramente, no habían dejado deuda alguna, salvo ganas de más entrega.
Pero hoy regresaba a su tierra... donde
le esperaba su novio.
En
el reflejo del vidrio, una gota desciende por una mejilla.
Y
no está lloviendo.
Eiker David Romero Mesa.