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martes, 1 de febrero de 2011

¡Qué bonita es esta vida!

Toda una odisea para ver al cantante de vallenato, Jorge Celedón, en las ferias de San Sebastián de Los Reyes; estado Aragua - Venezuela


Es sábado. Mi reloj marca la 1:20 de la tarde. Me encuentro en la estación Capitolio del Metro de Caracas, esperando a mi prima, Yulimar, y a su novio, Leonardo (quien es uno de mis mejores amigos); para llevarlos a la feria de San Sebastián de los Reyes, en el estado Aragua, a ver la presentación del cantante de vallenato, Jorge Celedón.
            A ellos les agrada todo tipo de música como a mí. Pero sé que para Leonardo, el gusto por la música colombiana tiene raíces familiares, por parte materna. La ocasión es perfecta para compartir, y ver - por primera vez en mi caso - a su exponente vallenatero favorito.
            Llegan puntuales. Tomamos la ruta en dirección a la estación La Rinconada, con intención de abordar el tren que se dirige a Cua, en Miranda. Era emocionante, porque yo tampoco conocía ese - relativamente nuevo - transporte. La cola era inmensa en la estación terminal. Aprovechando la espera, me aparté de mis acompañantes, para ver la obra. Al caminar frente a una taquilla que estaba cerrada, observo que alguien la ocupa de repente y dice: “Abierto. Pasen por acá”. De la emoción compré seis fichas de pasaje. Todo se mostraba perfecto.
Casi perfecto. En el andén, había el triple de gente esperando el ferrocarril. Pero llegó el tren. ¡Qué frío hacía en el vagón! Era realmente notable lo nuevo del sistema. Menos mal que en 20 minutos llegamos a Cua.
Ahora el calor se hacía protagonista en el terminal de pasajeros. Otro rato después, nos hallábamos en una guagua o bus “extra-viejísimo”, que nos llevaría al antiguo pueblo aragüeño. Aunque no arrancó hasta no llenar el último asiento.
La gente se fue quedando en el camino: Aparay, Betania, Yagual, El Loro y Boca del Negro. Ya en San Casimiro sólo quedábamos cinco en “la cafetera rodante”. Tuvimos que esperar otro vehículo para hacer trasbordo. Eran las 4:00 de la tarde. ¡Dios!
Cruzamos la carretera en unos 30 minutos más, hasta quedarnos en el caserío Chaparral, para quedarnos en la casa de campo de mi padre, para partir en la noche al complejo ferial.
Supongo que estuve en piloto automático mientras cenamos. Porque vimos el juego de beisbol entre Leones del Caracas y Tigres de Aragua, nos alistamos para salir de nuevo, y sólo recuerdo estar en otra inmensa cola - ésta vez de autos - para llegar a la feria. ¡Tres horas!
La 1:30 de la madrugada. El parque de atracciones se mostraba vivo, lleno de luces. Kioscos de comida y bebidas, centros de juego; así como las ventas de bisutería rellenaban el lugar. La imponente manga de coleo - ya desprovistas de toros - servía al encuentro de parejitas.
El animador iniciaba su discurso de presentación, cuando mi reloj dictaba las 3:20. Al fin, los músicos de Celedón probaban sonido. Asistentes, sacaban de su maleta, el cuarto instrumento del acordeonista, Jimmy Zambrano, y lo ubicaban al frente, cerca de las botellas de agua.
Todo estaba a tono. Abrazo a mi prima, ella besa a su novio. Mas un empujón colectivo nos llevó de golpe, dos metros más adelante.
-       ¡Se escaparon los toros! – fue lo que oí decir a alguien.
La gente corría sin saber por dónde salir. Yulimar se agarraba del brazo de Leonardo. Yo me aferraba al pantalón de una desconocida. A mi lado pasó un hombre con el rostro ensangrentado. De inmediato, unos policías. Al parecer, no hubo toros en estampida sino botellas en el aire.
¡Qué pena con el Celedón! Aunque no crean, ya yo quería arrojarle botellas al “paisa”, para que terminara de salir. Pues, no pasaron más de cinco minutos cuando sonaron los acordes de “Parranda en el cafetal”.

Allí estaba el hombre, cantando mientras “brincaba en un solo pie”. Cantó durante hora y media, sus éxitos: El Invierno Pasado, Ay Hombe, No Todo Puede Llamarse Amor, Que Te Perdone, Olvídala; entre otras.
No sé quién quedó de reina, ni cuantos años cumplía el pueblo. No me enteré de cuales otros grupos cantaron luego, ni quien ganó en la manga de coleo. De hecho, no me gusta tanto el vallenato, pero compartir con mis invitados, sus gustos y pasiones; así como aventurarnos a viajes inimaginables y a las sorpresas del camino, bien me hicieron sentir “qué bonita es esta vida”.
                                                                                                               Eiker David Romero

13 comentarios:

  1. Excelente cronica Eiker! Diosssss! Te felicito.. sigue publicando mas para continuar riendome de tus elocuencias! Felicitaciones. Un beso

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  2. Jajajaja! Gracias marvi. Que bueno que te haya gustado. Ya estoy escribiendo un montón de cosas, para invadir más este espacio. Besos!

    Eiker David Romero.

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  3. super buena la crónica!!! Buenisima la referencia a imágenes urbanas cotidianas para sumergirse en la historia. Que sigan las Notas creativas

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  4. Podria hacer un monologo sin robarme el derecho de autor jaja..me gusto mucho la narracion de tu largo dia, aunque te confieso que dude en leerlo porque no soy amiga del vallenato, pero me causo intriga, pues se veia interesante; si que tienes talento Eiker..saludos, besos abrazos y mordiscos jaja xD...!

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  5. compadre muy bueno el cuento, lo unico que te falto fue gritar, "cacho en la manga pariente" jajajaja te felicito hermano excelente cronica.
    David santiago

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  6. Jajaja! Gracias por comentar, CC. Que bueno que te gustó.

    Eiker David Romero.

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  7. Mi Rebekitaaaaa... Jajaja! Verdad que no te gusta el Vallenato. A mí tampoco me gustaba. Jajaja! pero he aprendido a disfrutarlo. Gracias por leerme. Y ya sabes me debes mis besos y mis mordiscos. Jajaja!

    Eiker David Romero.

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  8. Jajaja! Mi pana David. Que fino que la leiste, hermanazo. Pronto tendré lista la nota creativa sobre tu trabajo como cantante de nuestra música venezolana. Ya casi está listo. Jajaja! Saludos y buena vibra!

    Eiker David Romero.

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  9. Hola! Se me hace dificil leer tu blog porque hay mucha transparencia entre las letras y la foto de fondo, no sé si sólo me pasa a mi!
    Saludos
    M.

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  10. Ahhhh cuando hice esto, si me apareció que el fondo es negro ¿? ¿qué habrá sido?

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  11. Hasta ahora es que lo leo, mis excusas. Sonreí de principio a fin con la aventura, comparto contigo tu apreciación acerca de ese tipo de música y el compartir con los amigos, esas cosas son las que al final tienen valor y disfrute cuando miramos atrás y concluir con eso de "que bonita es ésta vida".
    Lisbeth De Nóbrega

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  12. Gracias por comentar Maiskell. Apenas tenga un chance me pongo a reconfigurar el diseño del blog. Gracias por comentar. Muy bueno tu blog también.

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  13. Hola Lisbeth!!! Gracias por leerlo. No importa si fue tarde o temprano. Jajaja! Que bueno que te haya gustado de principio a fin. Por allí vienen cosas buenas. Ando inspirado. Jajaja! Besos!

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